Medidas Estatales
El Columnista Invitado de Hoy:
Lic. Claudio Valdez
Los hombres son sensibles a la satisfacción de sus necesidades. Se percibe que, entre ellas, las “necesidades primarias” siempre orientaron con intensidad la voluntad social por la inmediata dependencia a que están sometidas la salud, el bienestar y el goce de la vida. Las excesivas regulaciones desde el poder político nunca permitieron resultados sostenibles en cantidad, calidad, ni tampoco en el tiempo.El legendario Hammurabi, rey de Babilonia (1750 a. C) hizo emplear un sistema de pesos y medidas además de listas de precios máximos, como testimonian abundantes tablillas de arcilla grabadas en escritura cuneiforme. Grecia y Roma insistieron siglos después en similares propósitos. Los resultados logrados acusaron con habitualidad faltantes y mercados “marginales” (paralelos, negros o blues) con sus consabidas dinámicas: especulación, abusos, delincuencia organizada, desabastecimiento y necesidades insatisfechas de clientes y demás beneficiarios.
El Estado moderno atendiendo lo imperioso de las necesidades de sus gobernados (el pueblo) intervino con mayor o menor vocación y mala o peor suerte estableciendo “normas de abastecimiento”. Los actuales conocimientos económicos, avances en cuestiones financieras y de administración del crédito, aconsejan que podrían lograrse aceptados y más eficaces resultados mediante la intervención de “proveedores de fomento” (empresas estatales y cooperativas) pero operando en competencia dentro del libre mercado.
El reglamentarismo normativo, por más detallista y severo que pueda ser decretado, no logrará encontrar un punto de equilibrio entre demanda y oferta: las leyes jurídicas “no ajustan” cuando deben terciar entre difusas, inconstantes y temperamentales necesidades, deseos, e incluso tendencias de moda, pudiendo llegar a ser percibidas como “no justas” por lo que resultan ineficaces. El único modo de lograrse algún equilibrio es mediante la conveniencia y responsabilidad del individuo, que libremente demande y oferte en forma global según necesidad, preferencia y voluntad: siempre donde hay una necesidad, la oferta aparece; tanto como, a la inversa, la oferta es capaz de crear la necesidad. El mercado opera según “leyes económicas”, no necesariamente maleables a la voluntad del legislador ni a las improvisaciones y disposiciones de los funcionarios ejecutivos.
Por supuesto que “pesos y medidas” tienen que estar normatizados, para lo cual el Estado debe resultar “garantía y seguridad jurídica”, en tanto el empresario según sus capacidades, intereses y características es responsable de continuar decidiendo “qué, cómo y para quién” producir, si lo que se pretende es abastecimiento.
En irónica metáfora podría expresarse: es lícito que el Estado “tome medidas”, y sobre todo deseable que en La Argentina lo haga con “adecuado peso”.
Autor: Lic. Claudio Valdez
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http://www.lahistoriaparalela.com.ar/2013/07/23/medidas-estatales/#more-93170
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