sexta-feira, 4 de abril de 2014


El País: Las relaciones desmedidas entre Cuba y Venezuela

Cuba ha tenido claro dónde encontrar dólares para mantenerse a flote. Miles de cubanos trabajan y controlan la Administración pública venezolana; manejan el sistema de identificación de los venezolanos, sus cédulas de identidad y pasaportes; sus registros mercantiles. Saben qué propiedades tienen y qué transacciones hacen


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Protestas estudiantiles frente a la embajada cubana en Caracas
Cuando el doctor Janoi González aterrizó en el aeropuerto internacional Simón Bolívar, de Venezuela se sintió como si no hubiera salido de Cuba. “No había un solo venezolano, la estructura estaba dirigida por cubanos”, afirma refiriéndose a una parte de la zona bajo control militar conocida como Rampa 4, de exclusivo uso oficial.
El experto en radiodiagnóstico, natural de Pinar del Río, entró al país un mediodía de diciembre de 2012 sin que sus documentos fueran revisados por autoridad venezolana alguna. “No hay chequeo de migración. Unos funcionarios cubanos te dan unas palabras de bienvenida, vivas a Chávez y a la revolución, y te ponen un cuño [sello] en el pasaporte”.
Ese sello dice: “Válido solo Cuba Venezuela”. Janoi González es uno de los miles de cooperantes enviados por La Habana a Venezuela y, como muchos de ellos, se vio sometido a unas pésimas condiciones de trabajo y a una vigilancia aún más estrecha que la que normalmente sufre en su país natal. “Se cobraba una basura: 1.200 bolívares [entonces 200 euros según el cambio oficial y 50 en el mercado negro]“.
Carecía de libertad de movimientos y vivía hacinado. Al principio tuvo que compartir con seis personas una habitación de 20 metros cuadrados en un motel de Guanare, la capital agrícola de Venezuela. Luego, en la cercana Acarigua, eran “17 en cinco habitaciones, con un solo baño”, detalla por teléfono desde Estados Unidos, adonde escapó en 2013.
Si se observa detenidamente el mapa de América, Cuba luce como una pequeña lengua, un jirón de tierra que pareciera flotar a la deriva. Nada más lejos de la realidad. Anclada en una vieja dictadura comunista, la isla ha tenido claro dónde encontrar dólares para mantenerse a flote.

Fidel y Cahvez en 2001, en una canoa al este de Venezuela (foto Egilda Gómez AP)
La Habana recibe diariamente de Caracas más de 100.000 barriles de petróleo en condiciones preferentes, que paga con trabajadores de la salud. Además, obtiene inversiones directas, créditos blandos, subsidios y millonarios contratos como intermediario de importaciones venezolanas de alimentos, bienes y equipos a terceros países.
No es todo. En este caso, la lógica de la historia según la cual los países más poderosos suelen influenciar políticamente a sus vecinos más pobres se ha ahogado en el Caribe. Aparte de una ayuda estimada en 8.700 millones de euros anuales, Cuba tiene un poder sin precedentes sobre el Gobierno de la mayor potencia petrolera de Sudamérica. Y otra excepción.
No ha sido impuesto. Los cubanos no han tenido que disparar un tiro. Desde finales de los noventa comenzaron a cruzar los 1.450 kilómetros que los separan de Venezuela por invitación del presidente Hugo Chávez, quien puso su seguridad, su salud y mucho más en manos de sus camaradas antillanos.
Miles de cubanos trabajan hoy en la Administración pública venezolana. En la presidencia, ministerios y empresas estatales. Como burócratas, médicos, enfermeras, odontólogos, científicos, maestros, informáticos, analistas, técnicos agrícolas, de electricidad, obreros y cooperantesculturales. También en seguridad, inteligencia e, incluso, en las Fuerzas Armadas.
La mayoría son además milicianos. “Tenemos en Venezuela más de 30.000 cederistas cubanos de los 8,6 millones de miembros que tiene nuestra organización”, reveló en 2007 Juan José Rabilero, entonces jefe de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) cubanos, en un acto público en el Estado de Táchira, al oeste de Venezuela. Nada hace pensar que esa cifra haya disminuido. Aproximadamente el 70% de la población cubana forma parte de ese sistema de vigilancia y delación.
Los cubanos manejan el sistema de identificación de los venezolanos, sus cédulas de identidad y pasaportes; sus registros mercantiles y notarías públicas. Saben qué propiedades tienen y qué transacciones hacen. También codirigen sus puertos y tienen presencia en aeropuertos y puntos de control migratorio, donde actúan a sus anchas.
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Protestas estudiantiles en la embajada cubana en Caracas
La venta de estos servicios, de discutible calidad y cuyas web son de estética castrista, es obra de Ramiro Valdés, segundo vicepresidente del Consejo de Estado cubano, considerado el hombre más cercano a Caracas, después de Fidel y Raúl Castro, y su principal asesor en tácticas de represión política, según algunas fuentes.
Aunque los cubanos suelen relacionarse solo lo estrictamente necesario con la población local debido a que el reglamento disciplinario sanciona las “relaciones desmedidas con nacionales”, su presencia se siente. “Se produce la paradoja de que los cubanos dependen económicamente de nosotros y sin embargo tienen una influencia política sobre nosotros muy fuerte”, destaca la historiadora Margarita López Maya, quien simpatizó con el proyecto chavista en sus primeros años y se apartó criticando su deriva autoritaria.
Los cubanos saben casi todo de los venezolanos, pero estos desconocen en realidad cuántos cubanos trabajan en el país, cuánto cobran por sus servicios y los términos de los acuerdos de importación de sus servicios, mantenidos por el Gobierno venezolano en secreto.
Según las últimas cifras oficiales, de mediados de 2012, en Venezuela había un total de 44.804 cooperantes en las llamadas misiones sociales: 31.700 en salud (11.000 médicos, 4.931 enfermeros, 2.713 odontólogos, 1.245 optometristas y 11.544 no especificados), 6.225 en deporte, 1.905 en cultura, 735 en actividades agrícolas, 486 en educativas y 54 en atención a discapacitados. Sin embargo, se presume que podrían duplicar esa cantidad. No hay datos oficiales sobre los que trabajan en el sector eléctrico, de la construcción, en informática, en asesoría de seguridad al Gobierno y en otras áreas.
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Quema de la bandera cubana durante las protestas estudiantiles
Según el oficial, que trabajó como jefe de telecomunicaciones de la presidencia y fue director nacional de Protección Civil, la presencia de La Habana se remonta a 1997, cuando 29 agentes cubanos encubiertos se establecieron en Margarita y en 1998 ayudaron a Chávez en la campaña electoral en tareas de inteligencia, seguridad e informática.
Rivero pidió la baja en 2010 y denunció ante la Fiscalía y la Asamblea Nacional la injerencia de Cuba en las Fuerzas Armadas con documentos, grabaciones y casi un centenar de fotografías. Fue acusado entonces de ultraje al Ejército y de “revelar noticia privada o secreta en grado de continuidad”. Actualmente está en libertad condicional.
“Los militares cubanos comienzan a llegar después de 2007. Su asesoría incluye un área educativa, de ingeniería militar en construcción de fortificaciones y en la doctrina, donde cambia el concepto de guerra planteado por el de la guerra asimétrica, que implica involucrar a la población civil en un sistema de defensa”, explica el general.
Ante sus denuncias, Chávez admitió entonces una cooperación menor con el Ejército. “[Los cubanos] nos han dicho cómo almacenar las brújulas, cómo reparar las radios de los tanques y cómo se debe almacenar la munición”.
En 2013, la oposición obtuvo y divulgó una grabación en la que el conductor de un programa de televisión en el principal canal del Estado, Mario Silva, confirmaba la presencia de antillanos en los cuarteles. En ella se le oía: “Ayer tuvimos una reunión de inteligencia con dos camaradas cubanos, dos oficiales cubanos, en Fuerte Tiuna”, decía Silva al agente cubano Aramís Palacios. Rivero afirma que por el país han pasado y siguen pasando militares cubanos de alta jerarquía como el general Leonardo Andollo Valdés, segundo jefe del Estado Mayor de Cuba.

Nicolás Maduro con Raúl Castro, en uno de sus muchos viajes a la Isla
“Él es el encargado de todo el trabajo militar que hacen los cubanos en el país en seguridad y defensa”, señala. Andollo y otros oficiales del Grupo de Coordinación y Enlace de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba en Venezuela (Gruce) han sido fotografiados en guarniciones militares del país mientras oficiales venezolanos compartían con ellos información estratégica.
“Chávez buscó siempre que nuestra Fuerza Armada Nacional (FAN) se adecuara a la cubana. Era vital para consolidar su proyecto socialista”, sostiene Rivero. Un funcionario de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), que no quiso ser identificado, indicó que sus pasos son seguidos de cerca por agentes de La Habana.
Venezuela es el principal socio comercial de la isla, muy por encima de China, Canadá y España. “La economía cubana creció a costa de la venezolana durante la crisis financiera global. Cuba recibe créditos de Venezuela a tasas del 1% cuando, en promedio, Venezuela se endeuda con el resto del mundo a una tasa del 12% anual. Estamos hablando de una economía que obtiene en apoyos un total de unos 8.700 millones de euros al año, 726 millones de euros al mes”, señala el economista venezolano Ángel García Banchs.
Nada más en materia petrolera, agrega, “el subsidio está por el orden de los 3.600 millones de euros anuales, a razón de más de 100.000 barriles diarios”.
Se trata de un viejo sueño acariciado por Fidel Castro desde los años sesenta, cuando dio entrenamiento, dinero y hombres a la guerrilla venezolana. Ahora, como antes con la Unión Soviética, Cuba encontró en el único petroestado de Latinoamérica su gallina de los huevos de oro.

Nicolas Maduro con trabajadoras de la salud cubanas
En 2010, Venezuela pagó unos 3.950 millones de euros en servicios profesionales, de acuerdo con un informe del economista cubano Carmelo Mesa-Lago, profesor de la Universidad de Pittsburgh, “un promedio de casi 100.000 euros anuales por profesional, 27 veces el salario promedio de un médico venezolano”. Es decir, 8.225 euros mensuales por cooperante.
En 2011, Venezuela pagó aún más: 9.745 euros mensuales por cada cooperante de salud, según se desprende del Acuerdo de Compensación de Deudas suscrito entre la petrolera estatal PDVSA y el Banco Nacional de Cuba. El documento precisó que la factura de la Misión Médica Cubana por los servicios prestados en el último trimestre de ese año sumó más de 925 millones de euros. Pero solo una ínfima parte llega a los bolsillos de los trabajadores enviados por el Gobierno cubano. Según Solidaridad Sin Fronteras, ONG de Miami que en el último año y medio ha asistido a más de 3.000 cooperantes que han huido de este país sudamericano, cada médico recibe alrededor de 180 euros mensuales.
Un cooperante de una de las misiones en Caracas, que pide anonimato para evitar represalias, asegura que actualmente el Gobierno venezolano le da un estipendio de 3.000 bolívares al mes (unos 180 euros en la tasa oficial y unos 26 en el mercado negro) y el Gobierno cubano le deposita en una cuenta en la isla 225 pesos cubanos convertibles (CUC), equivalentes a 225 dólares (163 euros).
El margen de ganancia para el Gobierno de los Castro en este envío de trabajadores lo convierte en un negocio redondo y es considerado por Mesa Lago como un “subsidio encubierto”. En el caso de los técnicos de salud, a quienes Cuba paga al mes 125 CUC (90 euros), el margen de ganancia es todavía mayor.
“Los médicos cubanos son enviados por el régimen de La Habana a otros países en carácter de esclavitud moderna, son sometidos a muchas horas de trabajo y la paga es prácticamente mísera mientras que la dictadura cubana recibe miles de dólares por cada profesional”, asegura Julio César Alfonso, de la ONG Solidaridad sin fronteras.
RefineriaLos funcionarios que dirigen a los cooperantes en Venezuela son de alto nivel. El jefe de la Oficina de las Misiones Sociales Cubanas en Venezuela, Víctor Gaute López, ocupa el lugar 16º en el Comité Central del Partido Comunista cubano, integrado por 118 miembros. El embajador cubano en Venezuela, Rogelio Díaz Polanco, es el último de esa lista.
La Habana también vende educación. Según datos oficiales, han formado 14.000 médicos venezolanos y actualmente forman a 19.000 más. Aunque se trata de una relación económicamente desigual, el Gobierno venezolano se comporta como si estuviera en deuda con Cuba. En palabras de Janoi González, “quien paga manda, excepto en Venezuela”. Pero el chavismo nunca ha tenido expectativas de obtener beneficios comerciales, sino políticos. Y en ese terreno, hasta ahora los Castro han servido a sus propósitos de mantener un poder hegemónico y bloquear a la oposición.
El propio Chávez admitió en una ocasión que si no hubiera sido por Fidel y su idea de lanzar las primeras misiones sociales, que reflotaron su popularidad, hubiera perdido el plebiscito de 2004 que le mantuvo en el poder.
La historiadora López Maya advierte la insólita situación de dependencia. “Sin la ayuda de los Gobiernos venezolanos, posiblemente ya hubiera colapsado la economía cubana, y sin embargo existe una situación de subordinación a políticas cubanas por la experticia que tienen en el socialismo, por la admiración que le profesan y por la desconfianza de este Gobierno a sus profesionales y a sus cuadros preparados para el ejercicio del poder”.
Ningún otro país había tenido tanto poder en Venezuela desde la época de la colonia. Ni siquiera Estados Unidos, en su momento de mayor injerencia en la región, llegó a tanto a pesar de que tuvo una oficina militar dentro de Fuerte Tiuna hasta 2002.
López Maya recuerda la influencia de las transnacionales petroleras en las primeras décadas del siglo XX y la del sector militar norteamericano en todos los ejércitos de América Latina, incluyendo el de Venezuela, durante la guerra fría. Pero entonces, dice, “había una subordinación económica y ahora con Cuba hay una subordinación en términos del socialismo”.
Por el momento, la dependencia está garantizada. El presidenteNicolás Maduro, fiel admirador de los Castro desde su paso por la Escuela de Formación Política de La Habana a mediados de los ochenta, parece necesitarlos aún más que Chávez para asegurarse el control político de los suyos y de toda la sociedad venezolana. A cualquier precio.
  • Artículo publicado en el País, por de la periodista venezolana Cristina Marcado, autora junto a Alberto Barrera de la biografía Hugo Chávez sin uniforme: una historia personal
link:

http://www.cubanet.org/blogs/el-pais-las-relaciones-desmedidas-entre-cuba-y-venezuela/

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